Se cumplieron 5 años del fallecimiento del “Ermitaño de Collón Cura”

Un día de ayer, pero del año 2019 se conocía la noticia de la partida de don Argentino Aranea, conocido como el ermitaño de Collón Cura, quien vivió durante casi tres décadas, al costado de la Ruta 237. Tenía como vivienda una construcción muy precaria donde no contaba con ningún servicio.
Muchas historias se fueron tejiendo a lo largo del tiempo acerca de los motivos que lo llevaron a esa situación. Pese al clima patagónico, permanecía allí, recibiendo la ayuda de quienes pasaban por la ruta.
Sus días se regían por la luz solar y lo poco que sabía de la vida en las ciudades, era por comentarios de algunas personas aunque tampoco parecía importarle mucho las noticias. Tenía un gato de mascota y le daba de comer a los jabalíes de la zona, con una trampa cazaba liebres para alimentarse.

Un personaje que fue muy querido por la gente.
Sin luz, agua ni radio, vivía aislado del mundo pero sin pensarlo, su historia de vida se fue haciendo conocida y terminó siendo muy querido. Había nacido en Bariloche y fue puestero en una estancia, en un momento decidió dejar a su familia para vivir al costado de la ruta. Amaba la soledad y los motivos de su búsqueda personal quizás nunca se sepan.
Te puede interesar:
Cuando se conocieron los problemas de salud que padecía, se creó un grupo de Facebook “Todos por Argentino” para ayudarlo y asistirlo continuamente. Allí se informaba sobre su estado de salud y necesidades. Incluso vecinos se acercaron en forma voluntaria a mejorar su casilla y le hicieron una vivienda con chapas. Cuando pasaban por la Ruta 237, los automovilistas tocaban bocina para saludarlo.
En sus últimos meses de vida había sido internado en el hospital de Piedra del Águila, luego lo trasladaron a Cutral Co, donde falleció en la mañana del martes 10 de septiembre. Aún hoy quienes pasan por allí hacen sonar la bocina, saludando a quien fue el “Ermitaño de Collón Cura”, justo donde alguien decidió poner un cartel con su imagen para que no se pierda en la memoria.
Fuente: elcordillerano