Tratamientos otoñales en las plantas frutales
Regionales.
El periodo de caída de hojas es el momento adecuado para realizar los tratamientos para reducir la incidencia de las enfermedades en la próxima primavera.
El objetivo de estas pulverizaciones otoñales, en todos los casos, es disminuir la cantidad de inóculo (hongo – bacteria) para la temporada próxima.
Su realización es muy importante como medida de prevención. Sin embargo no evitan los tratamientos primaverales cuando las condiciones lo requieran.
DURAZNO, NECTARINA, CIRUELO, CEREZO Y ALMENDRO
TORQUE, VIRUELA Y BACTERIOSIS
En frutales de carozo se recomienda realizar aplicaciones con productos cúpricos para evitar el ingreso de hongos y bacterias. De esta forma se disminuye el riesgo de daños por torque, viruela y bacteriosis en durazneros, nectarinas, ciruelos, cerezos y almendros.
Se debe prestar especial atención a esta práctica, particularmente en los montes comerciales en que se ha implementado el riego por aspersión como método de defensa contra heladas.
El número de aplicaciones varía según los antecedentes de cada monte: mínimo 1, máximo 2. Es conveniente complementar estos tratamientos quemando ramas y frutos enfermos eliminados durante la poda invernal.
FRUTALES DE PEPITA
TIZÓN DE LAS FLORES
En peral, cv Packham’s Triumph, es el momento para iniciar las aplicaciones preventivas contra el tizón de las flores. La bacteria ingresa a la planta por las heridas que dejan las hojas al caer en otoño.
Es importante la realización de estos tratamientos debido a que la lluvia caída facilita la multiplicación y sobrevivencia de los microorganismos patógenos que podrían estar presentes en el monte frutal.
Para esto se utilizan fungicidas cúpricos, como en el caso anterior.
SARNA DEL MANZANO Y DEL PERAL
En la región del Alto Valle, durante las últimas temporadas se ha observado una mayor incidencia de sarna del peral. Si bien fue considerada en la mayoría de los planes sanitarios, el periodo de riesgo de infección sucedido a lo largo de toda la temporada propició la alta presencia de la misma.
Se recomienda realizar un tratamiento con urea a 5 kg / 100 lt de agua, previo a la caída de las hojas, cuando estas ya se han “entregado”.
Aplicaciones más tempranas no lograran su cometido debido a que si la urea se absorbe y se redistribuye en el resto de la planta no logrará el objetivo principal que es acelerar la degradación para evitar el desarrollo del hongo a la fase sexual, durante el invierno.
Este tratamiento no ahorra ninguna aplicación primaveral, por lo que debe estar sujeto a la relación costo/beneficio.
Estos tratamientos deberán ser complementados, con las aplicaciones de primavera entre setiembre y la primera semana de diciembre, dependiendo de las condiciones climáticas que se produzcan en la primavera 2019.