La tendencia que se impone en el sector de la construcción para el 2025

Las nuevas tendencias económicas, tecnológicas y sociales confluyen inevitablemente en un nuevo paradigma energético que marcará el próximo año y el sector de la construcción tendrá un papel clave
En el marco del mes del Día de la Construcción, que se celebró el día 17 de noviembre y de cara al comienzo del 2025, es importante que el sector siga trabajando e incorporando estrategias sostenibles y respetuosas con el medio ambiente a la hora de idear, planificar y ejecutar proyectos. Las obras que se edifican hoy son el legado al menos por los próximos 70 años, por lo cual es clave implementar métodos y materiales constructivos eficientes. Y si hablamos de construcción sustentable, sin dudas la eficiencia energética va de la mano.
De acuerdo al último informe de la Cámara Argentina de la Construcción el 72% de los proyectos inmobiliarios en el país en estos últimos años incorpora elementos de construcción sustentable tanto en sus diseños como en sus desarrollos. Pero esto no es suficiente. Es de urgente necesidad trabajar en el impacto energético de construcciones ineficientes desde ahora.
En 2025, la eficiencia energética será el pilar fundamental para el sector de la construcción, en especial para aquellos que buscan optimizar sus proyectos, reducir costos y cumplir con normativas medioambientales cada vez más estrictas.
Según la mirada de expertos en construcción y eficiencia energética que forman parte de Andima, la Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes, la tendencia en eficiencia energética se impone a través del uso de materiales que ayudan a lograr mayor eficiencia. “La eficiencia energética no es una opción, sino una necesidad imperante para que los profesionales y el sector de la construcción se mantengan competitivos. Gracias a materiales diseñados para abordar los desafíos energéticos, se puede mejorar tanto la sostenibilidad como la rentabilidad de un proyecto”, comenta Federico García Zúñiga, consultor técnico de Andima.
Es así como desde la Asociación plantean un cambio de paradigma, donde el foco esté puesto en el resultado final: una vivienda que disminuya el uso de energía para climatizar el ambiente. “El concepto de vivienda ha cambiado en los últimos años. Aspectos como la climatización, calidad del aire, iluminación, accesibilidad, ergonomía, conectividad, eficiencia energética, sostenibilidad, etc., son de alguna manera novedosos y es importante que el profesional de la arquitectura acompañe este cambio, incorporando nuevas estrategias y materiales”, comenta García Zúñiga. “Está comprobado que la aislación térmica eficiente, con el uso de Lana de vidrio, Poliestireno Expandido o Poliuretano, en techos, muros y pisos, brinda muchos beneficios para avanzar en este cambio de paradigma constructivo. Contribuyen a reducir el consumo de energía y asimismo, conlleva una reducción en el gasto de los servicios energéticos para el usuario final, logrando un ahorro de hasta un 70% en las facturas de gas y luz consumido para la climatización, y un ahorro energético de hasta un 35% sobre el consumo total de un hogar; y, paralelamente, disminuye la inversión necesaria por parte del Estado en la generación y distribución de energía, debido a la reducción en el consumo residencial y la utilización de esa energía no utilizada en el desarrollo industrial”.
Para los profesionales de la construcción que apuesten por la incorporación o profundización de estos aspectos será particularmente estimulante ya que les dará visibilidad en el sector, al diferenciarse de prácticas tradicionales. Detrás de cada proyecto de edificios sostenibles y eficientes debe haber un arquitecto que haya entendido y haya hecho entender la nueva realidad de la construcción: edificios de consumo energético casi nulo, edificios aislados térmicamente, recuperación de la energía de ventilación, etc., algo que no sería posible sin el aporte de los profesionales de arquitectura. Es clave el papel protagónico que el arquitecto juega en todo el proceso y la repercusión que durante muchos años van a tener sus decisiones en la cantidad y tipo de energía que se consume en una vivienda y con esto, el impacto que los arquitectos pueden tener para la economía y el medioambiente del país.
En un entorno cambiante en el que la información fluye con rapidez y las personas tienen cada vez una mayor conciencia de lo que quieren, sobre todo con valores éticos que tienen que ver con la preservación del medio ambiente y el ahorro de recursos naturales, el profesional de la arquitectura que sepa estar a la altura de estas exigencias habrá ganado en el futuro.