Práctica ancestral: Neuquén acompaña el regreso de los veranadores

Mediante un dispositivo conjunto que involucra a varios organismos públicos, la provincia apoya a los crianceros que desarrollan la trashumancia. Una práctica ancestral que permite movilizar un millón de cabezas desde los campos de veranada hacia los campos de invernada.
Al transitar por el territorio neuquino en estos días es posible encontrarse con las familias de crianceros en plena trashumancia. El arreo de sus piños, desde los campos altos de la veranada hacia los terrenos bajos adonde pasarán el invierno, está en auge y es una parte importante de la identidad provincial.
Para garantizar la seguridad y el bienestar de los veranadores y sus animales, el gobierno puso en marcha un dispositivo que involucra a varios organismos: la Secretaría de Emergencias y Gestión de Riesgos, Manejo del Fuego, Policía de la Provincia, SIEN y Seguridad Vial brindan apoyo en las rutas de arreo y realizar controles sanitarios.
Este trabajo conjunto busca prevenir riesgos y asegurar el bienestar de todos los involucrados en la trashumancia. No se acota a garantizar la seguridad en las rutas, sino que incluye la verificación del estado de salud de los arrieros durante el viaje y la atención a sus animales.
Se pide a los usuarios de las rutas que circulen con precaución y eviten maniobras de adelantamiento si se cruzan con algún criancero regresando de la veranada.
La trashumancia es una práctica ancestral que caracteriza a la producción ganadera de buena parte de la Provincia del Neuquén: se estima que involucra el desplazamiento de un millón de cabezas, en su mayoría caprinas y ovinas.
La actividad reviste tal importancia a nivel territorial que el gobierno neuquino lleva adelante un plan de obras para fortalecer la trashumancia. Se trata de refugios, corrales, cargaderos, aguadas, cerramientos y pasarelas que fueron priorizadas por la Comisión de Huellas de Arreos.

❮
❯