Bodega Donati Hnos. la historia de Carlos Bianchi (parte 1/1)
Reconquista, Santa Fe.- Carlos Bianchi trabajó algunos años en la bodega cuando era joven, pero quién más lo hizo fue su papá Edilberto, popularmente conocido como “Pirulo”, a continuación la continuidad de este relato, rescatadas de las experiencias que vivió allí.
“El vino que más salía era Superuva, fue el caballito de batalla de la bodega porque era económico”.
“Se vendía también el vino Moscato que era bien dulce, algunos lo tomaban frío con hielo, era un vino distinto, dulzón, no seco como el Donatti común y el calificado, con muy buena aceptación en el mercado, también la caña que era muy buena”.
“El vino llegaba por ferrocarril en vagones que eran tanques, calculo 20.000 litros cada uno, hago una comparación con los vagones de Vicentín cuando el ferrocarril entraba a la fábrica, tenía un proceso de pasteurización, ahí entraba a funcionar el trabajo de Domingo Serio, no sé si antes de él hubo otro Enólogo, con él trabajamos juntos en el boxeo”.
“Había un hombre español de apellido Barazona, tenía un hijo de mi edad que era muy compinche conmigo, creo que el gallego era Félix”.
“Mi papá estuvo trabajando ahí hasta que se jubiló, habrá entrado a los 24 o 25 y a los 50 lo jubilaron porque se enfermó y no podía trabajar. Lo atendía el Dr. Maidana le dio incapacidad total y permanente. Lo trataba por depresivo y en realidad él era bipolar”.
“Dussol y Ortiz eran calderistas, no me acuerdo los turnos, una semana cada uno, una vez a las 4 de la mañana Dussol empezó a cargar la caldera de leña, tiró y un palo pegó en el borde de la caldera, le cayó en el pie y le quebró un dedo, y decía ya tengo para un mes en mi casa. Dussol era músico con Cinco Amigos para el Tango”.
“Zanel, el papá de René, era uno de los camioneros y ese hombre se mató en Arroyo Ceibal cuando chocó con otro camión. Cuando volvía a la noche siempre metía el camión adentro de la bodega, todas las veces tenia un cuento para reírnos un ratito, era una persona extraordinariamente buena”.
“La administración de Donatti estaba por Newbery y Belgrano, y después todo por Belgrano, creo que eran 100 por Newbery y 50 por Belgrano”.
“Había una entrada que te llevaba a la bodega, hacia el sur estaban las oficinas y la casa del capataz Hernández”.
“Por Newbery donde empezaba la bodega primero estaba el chalet donde vivía Serio y hacia el este hasta la esquina era baldío”.
“Todo lo que era vidrios de roturas de envases, básicamente se hacía una estiba de la casa de Hernández hacia el sur, se tiraban ahí, hasta juntar una cantidad para cargar un camión, no sé a quién se lo vendían”.
“Los vagones que traían el vino venían directamente por la estación desde Belgrano al fondo directamente a la bodega, pasaban por el costado de las oficinas. Había un tapial, las vías y como una plataforma, los operarios directamente trabajaban con las mangueras para descargar en las fosas que había”.
“Donatti andaba muy bien, el hijo de don Armando está radicado en Calchaquí, en el campo, donde para mí empezó la debacle, ya que hicieron inversiones en otra actividad”.
“Los Imhooff eran dos, uno Luis mecánico y Santiago que era capataz, los hermanos Genovese no los conocí, sí a los Galarza, Emilio Lecot , Armando Contarde, casado con una hermana de papi, Arnaldo Braida, tenía un negocio cerca del Boulevard Yrigoyen, él fue jefe de ventas de Donatti”.
“Después de estar algunos años en la bodega me fui a trabajar con mi tío que primero fue cajero con “Coco” Fabrissin, después fue viajante con Nelvar Raffin, Rossi y otros, hasta que le dieron la posibilidad de ser el representante de toda la provincia de Corrientes”.
“Mi tío tenía un depósito en la Avenida 3 de Abril, las calles laterales no me voy a acordar, estaba ubicado a una cuadra y media de la casa de Tránsito Coco Marola”.
“Eran tiempos que había que hacer el servicio militar, yo entré con 21 años cumplidos en Curuzú Cuatia. A partir del trabajo con mi tío conocí Corrientes capital todo, hace 50 años fue esto, se vendía mucho vino allá, era todo menudeo, pero había clientes grandes, doña Paquita me decía bájame 50 cajones de vino, y me tenía que ir al depósito a buscar”.
Fuente: Aldo Sotelo, tel/wap. 3482303386, cualquier aporte será muy bien recibido.









