Encuentro Juvenil Salesiano en Junín de los Andes: una fiesta de fe, historia y esperanza
Junín de los Andes.- Del 14 al 17 de noviembre, la localidad neuquina de Junín de los Andes se convirtió en el corazón de América Salesiana al recibir a cientos de jóvenes de todo el continente para celebrar los 150 años de presencia de la Congregación en la Argentina, bajo el lema “Dar gracias, repensar, relanzar”.
Tierra sagrada para la Familia Salesiana por ser el lugar donde descansan los restos de la beata Laura Vicuña y del beato Ceferino Namuncurá, Junín vibró con cuatro días intensos de oración, cultura, historia y fraternidad, organizados por las comunidades salesianas neuquinas y mapuches, que desplegaron una calidez que conmovió a todos los participantes.
El obispo de Neuquén, monseñor Fernando Croxatto, acompañó de cerca el encuentro y dejó en los jóvenes “corazones encendidos, fe fortalecida y sueños renovados”, según relataron los organizadores.
Uno de los momentos más emotivos fue el traslado de los restos del Pbro. Antonio Mateos conocido afectuosamente como “Padre Mateo” a la Comunidad Mapuche Namuncurá, en el paraje San Ignacio. El sacerdote español dedicó más de 40 años de su vida a la misión salesiana en el sur neuquino desde su llegada a Malleo en 1970, acompañando a las comunidades de Junín de los Andes, Las Coloradas, Aluminé, Picún Leufú y Piedra del Águila.
Junto al obispo emérito Jaime de Nevares, el Padre Mateos fue protagonista en la defensa de los derechos indígenas y humanos en tiempos difíciles, y uno de los impulsores del Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA) y del Equipo Diocesano (EDIPA). Su legado de diálogo, justicia y dignidad quedó sellado con este traslado que fue vivido con profundo respeto y lágrimas por jóvenes y mayores.
La Palabra de Dios resonó en español y en mapuzungun, la rogativa mapuche elevó una acción de gracias por la Ñuke Mapu (Madre Tierra), y un retiro de silencio permitió a los jóvenes encontrarse cara a cara con Dios. Desde Roma, el cardenal Ángel Fernández Artime, Rector Mayor emérito, envió un mensaje que animó a “seguir construyendo puentes, fraternidad y esperanza”, como lo hicieron los primeros misioneros que llegaron a la Patagonia en 1875 y comenzaron a caminar junto a los pueblos originarios desde 1880.
“Regresamos a casa con la certeza de que Dios sigue guiando nuestros pasos”, coincidieron los jóvenes al despedirse, muchos de ellos visiblemente emocionados.
Que María Auxiliadora, Don Bosco, Ceferino y Laurita sigan intercediendo por esta gran familia salesiana que, 150 años después, sigue viva, joven y comprometida con los más pobres y con la casa común.



















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