El calzado de la polémica: las crocs, entre los amantes y los críticos
Nacionales.
Fueron creadas hace quince años en Estados Unidos y desde entonces no han hecho otra cosa que sumar fans y detractores que hasta llegan a enfrentarse en tremendas discusiones. La aparición de Mauricio Macri con las sandalias de goma con agujeros ha vuelto a encender la llama del asunto.
Decadentes o mediocres, las Crocs son también un éxito en el calzado de los más pequeños debido a su practicidad e higiene: con un manguerazo se recupera un zapato reluciente. Pero no sólo entre los niños han terminado siendo un hit sino también entre los adultos que, incluso en contra de todas las reglas de urbanidad, llegan a usarlas con medias en pleno invierno apelando a la ya mencionada comodidad.
Nadina Fornara, especialista en moda, explica el fenómenos: “Las Crocs son feas. Se nota demasiado que son de plástico y su diseño es deplorable, pero al parecer el pragmatismo le gana a todas las características que las dejan en el lado olvidable de la moda. Nadie las usa por estética ni tampoco las compra porque le encantan sino porque es un calzado práctico”.
Dice la leyenda que es un viaje de ida, que quien las prueba no vuelve, por ejemplo, un usuario de Twitter asegura que “Mi única objeción a las Crocs es cómo te transpiran los pies” mientras que para otras personas el asunto no es racional: “El mundo se divide en personas que odian las crocs y las otras, como yo, que AMAMOSSSSSSSSS”.
Los detractores de las ojotas también encuentran en las Crocs una excelente solución para no mostrar tanto los pies cuando hace calor. Otra usuaria de Twitter destaca: “Las crocs me parecen un calzado noble por el sólo hecho de que no hay que andar viendo tantos pies en verano”. Otros declaran su fanatismo abiertamente: “Las crocs son maravillosas: ocultan los dedos deformes,no hay que ir a atajarlas a media cuadra del pie y el material es superior al plástico de las ojotas”. Y esa es buena razón.