Recuerdos viajeros: la magia de Perú las sorprendió a cada paso

Sociedad.
Las neuquinas Guillermina Ruibal y Claudia Mastice recuerdan su viaje y esperan que todo pase para volver a soñar.

Cuando uno viaja no dimensiona lo que significará en el futuro. En octubre de 2019 Guillermina Ruibal viajó con su amiga Claudia Mastice a Lima, Cuzco y Machu Picchu. Sabían que sería un viaje divertido, inaugural en muchos aspectos, que las maravillarían los paisajes; pero nada de lo que imaginaban se asemejó a la inmensa experiencia que vivieron.
Guillermina dice sin dudar que Perú es un destino único en su especie. “Su gente, su cultura, su historia, su gastronomía. Y si a eso le sumas ganas de disfrutar y buena compañía es el combo perfecto”, escribe.

Claudia y Guillermina se conocieron en el año 2016. Les tocó viajar juntas en varias oportunidades por trabajo y el viaje a Perú surgió, de esa “complicidad y la buena energía que te van haciendo dar cuenta que podrías proyectar un viaje”, dicen.

Dieron mil vueltas, el mundo es enorme y las posibilidades se multiplicaban; hasta que un día Claudia dijo: “¿Si vamos a Perú?” De inmediato se pusieron a planificar. Claudia se encargó de la adquisición, cotización de vuelos, conexiones, traslados. Guillermina del itinerario de las excursiones y los sitios que no podían dejar de visitar.
“Leímos todo lo que pudimos del destino. Nos metimos en blogs y páginas de viajeros que nos brindaron información de esos sitios históricos y gastronómicos que no nos podíamos perder”, dice Guillermina.
Si les preguntan el mejor momento del viaje sostienen que cualquiera que vaya a Perú diría que llegar a Machu Picchu es inexplicable y lo fue, pero hay un extra. “Ese momento fue mágico, sin embargo tenemos nuestro momento inolvidable. Fue una mañana en Lima, estábamos alojadas en el barrio de Miraflores. Después de desayunar caminamos hasta el Malecón”.
Vieron un puesto de alquiler de bicis y alquilaron un par. Recorrieron todos los parques del Malecón, incluido el Parque del Amor donde está la escultura de “El beso” de Víctor Delfín.

Desde la costa llegaron a la Huacuapuclana, por bici sendas de enormes avenidas colmadas de tráfico y juran que fue muy emocionante. Almorzaron en esas ruinas y de ahí fueron hasta el barrio de Barranco. Devolvieron las bicicletas a las 18. “El dueño del stand no lo podía creer, la gente suele alquilarlas por una o dos horas. Estábamos tan felices que no sentíamos el cansancio”.
No tienen en mente el lugar del próximo viaje, pero saben que va a llegar, como llegó Perú, dejarse sorprender es la premisa. De lo que sí están seguras es de que viajarán otra vez cuando se pueda volver a la ruta.
Fuente: rionegro