2020, una cosecha histórica

Nacionales.
Será un año inolvidable para el vino argentino y todos sus protagonistas, no solo porque las condiciones climáticas permitieron una calidad de uva excepcional, sino por todo lo vivido a causa del coronavirus Covid-19. Una experiencia única que promete hacerse sentir en los vinos que vienen.

Los hacedores siempre aseguran que sus mejores vinos serán los que vienen. Eso, más que con un deseo, tiene que ver con la experiencia y la naturaleza. Por un lado, porque año tras año se aprende más sobre el terroir, el manejo del viñedo, la interpretación del clima, y los métodos de elaboración y crianza. Y por el otro, por la gran influencia de la naturaleza, que se ha intensificado en los últimos años ya que los vinos argentinos hablan cada vez más del lugar del cual provienen las uvas. Esto también hace a la diversidad del vino y explica por qué es imposible hacer dos vinos iguales.
Desde lo climático, la 2020 fue una cosecha atípica y sin precedentes, con una helada tardía seguida de una onda de calor que llegó hasta el otoño, y sumado a una crisis hídrica que se intensifica con los años. Todo esto provocó un adelantamiento de la madurez; en general en todas las regiones; que fue de 10 a 40 días en todas las variedades, también una menor producción (un 15% en promedio respecto de 2019), y granos más chicos; porque el tamaño de la baya mas pequeño significó menos elementos que madurar y por eso fue más temprana. Esto explica la importante merma sufrida, mientras lo normal son 24 millones de quintales (en 2019 fueron casi 29), este año serán 20 en todo el país.
Sin embargo, para muchos ha sido una vendimia excepcional, y destacan el hecho de haber sido bendecidos por una trilogía (2018, 2019, y 2020) de gran calidad.

Una de las claves que muchos resaltan estuvo en el manejo de los viñedos, con agrónomos que perdieron el miedo a cosechar mirando el almanaque, y basándose más en la degustación de las uvas sin importar las fechas. Hoy existe mucha confianza en los lugares, y esto les permite a los viticultores ser más flexibles a las añadas, ya sean calientes o frías, porque están más preparados.
Pero la naturaleza, una vez más jugó a favor, porque este adelantamiento permitió enfrentar la cuarentena con la mayoría de las uvas adentro de las bodegas, y terminar de cosechar justo antes del pico máximo de contagio, lo cual fue muy beneficioso; teniendo en cuenta la situación; para todos los que trabajan en la industria.
Obviamente el Covid-19 generó muchas complicaciones operativas, que se sumaron al vértigo que siempre se vive durante la cosecha. Y si bien todos tuvieron que correr mucho porque el trabajo se concentró en menos semanas que lo habitual, terminó siendo la clave para poder salvar la cosecha y poder tener vinos 2020.
En este video hay más de 30 testimonios de los protagonistas de una cosecha histórica:
Curiosidades, el lado B de la cosecha
Cabe destacar que la actividad estaba exceptuada por tratarse el vino de un alimento, y de una de las economías regionales más importantes del país. Es por eso que todos los trabajadores de las bodegas tuvieron que adaptarse a la situación generada por la pandemia. Desde lo más simple que tuvo que ver con el uso de guantes, barbijos y alcohol en gel, tanto en bodega como en viñedos, hasta cuestiones más complejas.
Esto hizo que haya sido el año más limpio en lo que a higiene en bodega y viña se refiere. Muchos enólogos debieron atravesar cinco o seis controles diarios en las rutas para acceder a las bodegas. También, por trabajar con aislamiento y con rubros que no estaban activos, muchos tuvieron que aplicar la creatividad para reparar máquinas o ajustar cosas durante la cosecha, por no tener personal de soporte ni mantenimiento.
En varias bodegas medianas y chicas, los enólogos enviaron a todo el personal a sus casas a cumplir la cuarentena, y se quedaron solos o con un equipo mínimo e indispensable para hacer todas las cosas necesarias durante la vendimia. Es por ello que aseguran que los 2020 serán vinos personales, con toda la atención puesta en lo que debían hacer.

Muchos terminaron cosechando a máquina en lugares donde no estaba permitido o donde no las querían usar, simplemente porque no les quedó otra opción.
Por otra parte, a muchos enólogos los agarró el aislamiento obligatorio, algunos porque volvían de otra zona y Gendarmería los mandó a la casa, y otros por estar en el grupo de mayor riesgo, obligándolos a seguir la marcha de la cosecha y las fermentaciones de manera virtual desde sus hogares. Incluso, a un importante bodeguero le dio positivo el análisis de Covid-19 a su regreso de un viaje por Alemania.
Si bien en cosecha no hay sábados ni domingos ni tampoco horarios, suele haber muchos momentos placenteros, como ir con los hijos a la bodega a probar los mostos y sacar muestras, pero este año eso no se pudo hacer.
Puede no haber sido la mejor, pero ha sido una vendimia muy emotiva, con todos muy estresados por el coronavirus. Seguramente será una añada para el recuerdo y la primera con estrés, pero no por la cosecha en sí que siempre es placer sino por la presión social.
Fue un gran trabajo en equipo entre agrónomos y enólogos para llevar adelante esta cosecha, coronavirus mediante. Y sin dudas hay que agradecer especialmente a toda la gente que estuvo trabajando para poder salvarla, porque se logró llevarla a cabo a pesar de todas las medidas restrictivas que se tomaron. Se debía mantener al equipo motivado en todo momento, y era necesario terminar lo antes posible porque todos querían estar junto a sus familias, y así evitar la pelea diaria que significaba seguir trabajando, más allá de poner en riesgo su salud.
Y si bien al finalizar la vendimia, algunas bodegas comenzaron a elaborar alcohol en gel para distribuir en la comunidad, la gran pregunta que todos se hacían era cómo saldrían los vinos.
En este video hay más de 30 testimonios de los protagonistas de una cosecha histórica:
Cómo serán los vinos 2020
Según los protagonistas, agrónomos y enólogos, los vinos de esta cosecha serán de gran calidad, ofreciendo un contraste interesante, ya que por un lado el ciclo de madurez más acelerado de las uvas permitió niveles de azúcar altos; que se traducen en alcohol potencial; al tiempo que se retuvo acidez natural y bajos pH. Por lo tanto, los vinos serán generosos en sus expresiones, con niveles de alcohol un poco más altos de los que se venían haciendo, pero con una frescura interesante para poder equilibrarlos.
El Malbec será la estrella porque tiene esa plasticidad que le permite adaptarse a situaciones cambiantes, y seguir expresando fruta, acidez y estructura.
Como el coronavirus cambió el espíritu de todos, y los hacedores le metieron más fuerza y más garra a la cosecha; aún en condiciones de riesgo para la salud; serán vinos especialmente recordados. Por la solidaridad y el amor de la gente, fue una cosecha inusual, rara y dinámica. Aseguran que van a haber grandes vinos por la calidad, pero también por el cariño que puso la gente. Por eso todos repiten lo importante del trabajo en equipo, y que a la cosecha 2020 la hicieron entre todos.
Habrá aromas delicados y sabores más refrescantes en los vinos de los Altos Valles Calchaquíes, destacándose en blancos los Sauvignon Blanc, Chardonnay, y Torrontés, mientras que en tintos el rey del año será el Malbec, aunque también el Cabernet Sauvignon salió impresionante y con una tipicidad extraordinaria, según los hacedores.
En Valle de Pedernal, en la precordillera sanjuanina, este año se destaca la elevada concentración de color y carga tánica, junto con una gran expresión frutal de los tintos.

En Mendoza van a sobresalir los Cabernet Franc de El Cepillo, los Malbec de Gualtallary y de Altamira (que está espectacular), y los Cabernet Sauvignon de Agrelo, ahí está la diferencia. Además, va a ser un gran año para los Bonarda del Este, dicen.
Pero lo más interesante es que después de muchos años en los que se pensaba que se mantenía un mismo carácter año tras año, hoy se puede decir que desde la 2010 hasta la 2020, cada cosecha ha sido muy distinta y con vinos muy particulares. Eso significa que empezamos a tener vinos de añadas, como en Francia, Italia y España.
La calidad de los tintos es sorprendente, con mucho color y alcohol, pero con una frescura capaz de equilibrarlos. Así, muchos vinos van a ser vivaces y energéticos, con mucha frescura, pero no muy largos de boca.
La 2020 será una cosecha de óptima sanidad, y dará vinos con muy buena expresión de fruta, con mucho color y concentración, algo más densos y amplios que los de otros años. Serán más carnosos y con volumen, de excelente calidad, y que en dos tres años van a expresarse en plenitud, continuando con la línea de los 2018 y 2019, todos vinos de excelencia, aseguran enólogos y agrónomos.
En cosechas más calientes se cree que los vinos son de menor calidad, pero en esta 2020 quedó demostrado que eso no es así, porque los vinos están con buena acidez y pH bajos. Las variedades que más me sorprendieron en el Valle de Uco específicamente fueron Chardonnay, Malbec y Cabernet Franc, porque se adaptan muy bien, ya que son flexibles al año. Al Malbec de la zona alta del Valle de Uco, más precisamente de Gualtallary, lo destacas siempre. Dará vinos muy expresivos, típicos de años de fruta y sol, con mucha obviedad y expresividad aromática, con vinos jóvenes ricos y fáciles de beber, y con vinos de zonas y viñedos especiales con buen potencial de guarda. También sobresalen los Malbec de La Consulta, porque si bien hizo calor, como son suelos más profundos hubo más retención de agua.

Estos años cálidos hacen que los vinos de todas las calidades sean buenos porque todos maduraron a tiempo, desde los básicos hasta los de alta gama.
Para muchos serán vinos de gran intensidad, con potencia, carácter, y súper expresivos. Vinos de temporada cálida pero con buena acidez, lo que brinda un contraste muy interesante. Mientras que, en Patagonia, los que mejor vienen este año son los Pinot Noir y los Malbec, muy interesantes.
Fuente: Radio Mitre